Para quien tenga el malsano propósito de asustar a un niño, sobran las leyendas a las que puede recurrir: desde el infame hombre con el saco hasta el monstruo del clóset, pasando por todo tipo de espíritus, espectros y aparecidos. No son reales, pero igual calan en el ánimo de los inocentes. Esa cultura del pavor a lo imaginado también tiene su espacio en el mundo adulto; ahí está el Fantasma del Bosque, esa amenaza que según los opositores al proyecto de ley que crearía el Bosque Modelo de Puerto Rico, acabaría con la agricultura, haría desaparecer miles de empleos y nos sometería al imperio de los fertilizantes orgánicos y la hostelería sustentable.
La realidad es que la propuesta del Bosque Modelo dista mucho de pretender imponer prácticas agrícolas o proyectos económicos de tipo alguno. Se trata en realidad de una necesaria formulación de nuevas aspiraciones sobre el destino de nuestra forma deproducir alimentos y tratar la tierra, con un reconocimiento claro de la realidad actual.De forma muy específica se dispone que "de ninguna forma deberá establecerse que esta Ley altera o modifica la designación que actualmente protege las reservas agrícolas existentes...se dispone además que, lo que propone esta Ley es sólo fomentar la utilización de prácticas agrícolas ecológicas y en ninguna forma obliga a modificar las prácticas agrícolas existentes cónsonas con las leyes y reglamentos aplicables. El proceso de transición hacia técnicas, usos, manejos y aportaciones detipo agroecológico y de agricultura sostenible será estrictamente voluntario...". Es en ese ánimo que el proyecto le encomienda al Departamento de Agricultura la modesta tarea de promover e incentivar "en la manera que sea posible", actividades deorientación y otros esfuerzos para hacer accesibles a los agricultores que así lo interesen métodos y recursos que permitan satisfacer las necesidades alimentarias delpaís sin perjudicar la calidad del ambiente y los recursos naturales. A pesar del nombre,el proyecto no aspira a crear un gran bosque forestal, sino a fomentar la interconectividad de las áreas protegidas existentes. La medida no autoriza la intervención del Estado con las personas que opten por continuar con prácticas agrícolas basadas en el uso de químicos ni persigue penalizar a quienes decidan no considerar una forma de sembrar en particular.
Lo que sí propone es una nueva mirada a la forma en que los puertorriqueños nos relacionamos con el espacio que nos ha tocado ocupar, una oportunidad de revisar las experiencias del pasado y una puerta abierta a una manera distinta de engarzar la gestión ciudadana individual con las aspiraciones comunes. Y no es sólo hacer espacio para una nueva perspectiva de gestión agrícola: el proyecto del Bosque Modelo busca generar turismo local y extranjero que explore atractivos más allá de la playa y elcasino; integrar la interpretación ambiental y la investigación científica a las escuelas dela zona y promover una planificación ordenada. El Bosque es una invitación abierta a materializar los conceptos de participación ciudadana y desarrollo sostenible. La aceptará quien lo entienda prudente, sin mecanismo alguno de imposición o restricción.
Como todos los buenos propósitos, el proyecto del Bosque Modelo precisa que se respeten los lineamientos bajo los cuales fue concebido. Su estructura de gobernanza no debe estar sujeta al Departamento de Recursos Naturales (como lo enmendó la Cámara de Representantes), pues no es un proyecto propiamente conservacionista, y requerirá de una asignación decorosa para darle inicio. El lenguaje debe retener la sobriedad de la propuesta original, lo que significa que le corresponde al Senado discernir entre los señalamientos legítimos y los temores imaginados. No hay que alimentar leyendas de fantasmas, sino permitir al país la transición a nuevas perspectivas de crecimiento y desarrollo.
*Publicado en El Vocero
Lo que sí propone es una nueva mirada a la forma en que los puertorriqueños nos relacionamos con el espacio que nos ha tocado ocupar, una oportunidad de revisar las experiencias del pasado y una puerta abierta a una manera distinta de engarzar la gestión ciudadana individual con las aspiraciones comunes. Y no es sólo hacer espacio para una nueva perspectiva de gestión agrícola: el proyecto del Bosque Modelo busca generar turismo local y extranjero que explore atractivos más allá de la playa y elcasino; integrar la interpretación ambiental y la investigación científica a las escuelas dela zona y promover una planificación ordenada. El Bosque es una invitación abierta a materializar los conceptos de participación ciudadana y desarrollo sostenible. La aceptará quien lo entienda prudente, sin mecanismo alguno de imposición o restricción.
Como todos los buenos propósitos, el proyecto del Bosque Modelo precisa que se respeten los lineamientos bajo los cuales fue concebido. Su estructura de gobernanza no debe estar sujeta al Departamento de Recursos Naturales (como lo enmendó la Cámara de Representantes), pues no es un proyecto propiamente conservacionista, y requerirá de una asignación decorosa para darle inicio. El lenguaje debe retener la sobriedad de la propuesta original, lo que significa que le corresponde al Senado discernir entre los señalamientos legítimos y los temores imaginados. No hay que alimentar leyendas de fantasmas, sino permitir al país la transición a nuevas perspectivas de crecimiento y desarrollo.
*Publicado en El Vocero