La inminente aprobación de las enmiendas al Sistema de Retiro de empleados públicos certificará la continuidad de dos penosas tradiciones políticas: hacer que la soga parta por lo más finito y legislar a ciegas.
A pesar de que se trata de una crisis anticipada durante años, el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria le muestran al país una cara de recién enterados, con la que pretenden justificar una reforma que penaliza al que menos culpa tiene: se reducen las pensiones futuras, se aumenta la edad de retiro y se eliminan bonificaciones.
A pesar de que se trata de una crisis anticipada durante años, el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria le muestran al país una cara de recién enterados, con la que pretenden justificar una reforma que penaliza al que menos culpa tiene: se reducen las pensiones futuras, se aumenta la edad de retiro y se eliminan bonificaciones.