La temperatura está por encima de los noventa grados. El esfuerzo conjunto de los enmohecidos abanicos de techo y de pie no alivia el calor. Los muebles y los enseres se reparten, desvencijados, por encima del piso marcado por grietas, desniveles y agujeros. En los estantes se agrupan objetos desiguales, gastados. El aire es de abandono y pobreza. Y en una mesa que ha visto mejores tiempos, la maestra y sus ayudantes, con paciencia y dulzura infinitas, le explican al grupo de cinco adolescentes los conceptos arriba y abajo, mientras otra de las jóvenes recorta figuritas de papel. Sólo ella y otro de sus compañeros pueden hablar.
Estamos en uno de los salones de vida independiente de la Escuela Dr. José A. Padín, en Bayamón, espantados ante las condiciones en que el Departamento de Educación insiste en tener a sus 105 estudiantes con retraso mental, perlesía, microcefalia y autismo. Salón a salón, la situación es similar. Para los del primer piso, hoy es un buen día porque no ha llovido y no entró el agua, pero ahí está el mapa que dibuja el hongo en la parte baja de las paredes. La lluvia castiga además los pasillos, erosionados al punto de dificultar el tránsito de las sillas de ruedas de las que dependen varios estudiantes, que además llevan la peor parte cuando hay mal tiempo a la hora de almuerzo, pues parte del trayecto al comedor no está techado.
Estamos en uno de los salones de vida independiente de la Escuela Dr. José A. Padín, en Bayamón, espantados ante las condiciones en que el Departamento de Educación insiste en tener a sus 105 estudiantes con retraso mental, perlesía, microcefalia y autismo. Salón a salón, la situación es similar. Para los del primer piso, hoy es un buen día porque no ha llovido y no entró el agua, pero ahí está el mapa que dibuja el hongo en la parte baja de las paredes. La lluvia castiga además los pasillos, erosionados al punto de dificultar el tránsito de las sillas de ruedas de las que dependen varios estudiantes, que además llevan la peor parte cuando hay mal tiempo a la hora de almuerzo, pues parte del trayecto al comedor no está techado.