Hoy se cumplen 38 años del asesinato de Santiago Mari Pesquera, hijo del líder independentista Juan Mari Bras y de doña Paquita Pesquera. El asesinato de Mari Pesquera es uno de las muchas interrogantes que todavía quedan en la historia de nuestro país, sobre la marginación, persecución y asesinato de hombres y mujeres por la única razón de creer que en Puerto Rico debemos mandar nosotros los puertorriqueños. El episodio más reciente fue el caso de Filiberto Ojeda Ríos en el año 2005, en hechos todavía sin esclarecer y sobre los cuales se cerró la pesquisa del Departamento de Justicia a pesar de que el Informe de la Comisión de Derechos Civiles revela datos que pudiera cambiar el rumbo de la investigación. Creo que es obligado, siendo esta la última sesión de esta semana, tocar el tema del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Me comentaba el señor Presidente del Senado, que a él le causa algo de incomodidad, sino el día, el tono que se le da. Y creo que todas hemos padecido las expresiones “valentinescas”. Primero, el origen que algunos le quieren adscribir a este día o cómo se convierte en la oportunidad para elogiar las cualidades de mártir que deben adornar a todas las mujeres para que se consideren dignas del genero. Por lo tanto, creo que es importante recordar y clarificar, en primera instancia, el verdadero origen de esta fecha. No se trata de un homenaje al cromosoma XX. Se trata de recordar las luchas y los logros de generaciones de mujeres que han sufrido mucho para que nosotras disfrutemos hoy de derechos que damos por sentado. El incendio en 1911 de una fábrica neoyorquina en el que murieron en condiciones espantosas 140 trabajadoras inmigrantes, que antes de la tragedia fueron sometidas a un régimen de virtual esclavitud. La lucha de las mujeres sufragistas -en un país que en otras cosas ha sido de avanzada como los Estados Unidos- que tuvieron que padecer, no cárcel, manicomio por atreverse a exigir igualdad política dentro de una democracia. Luego, la lucha de las sufragistas puertorriqueñas -porque nuestra condición de colonia hacía que algunas disposiciones aplicaran automáticamente al territorio de Puerto Rico- en el caso del derecho de la mujer al voto, en que hubo que esperar hasta el 1929 para que votaran las que podían escribir y hasta el 1935 para que se universalizara el sufragio femenino. En el día de ayer se conmemoró otro aniversario de la imposición de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños y me parece que es una de las señales más agudas de la patología colonial, la celebración festiva de lo que constituye quizás uno de los actos más humillantes de la dominación de los Estados Unidos sobre nuestro país. Y por eso quería, en este turno inicial, hacer un breve recordatorio de cómo fue que los puertorriqueños nos convertimos en ciudadanos estadounidenses. Las discusiones sobre la posibilidad de extender la ciudadanía de Estados Unidos a los puertorriqueños comenzaron temprano en la dominación colonial norteamericana. Ya desde 1900, el senador Foraker, autor de la ley que lleva su nombre, anticipaba que la condición de Puerto Rico tenía que regularizarse de alguna manera para presentarse en sociedad. Decía: “los habitantes de Puerto Rico tienen que ser ciudadanos, súbditos o extranjeros. No los podemos tratar como extranjeros, así que adoptamos el término ‘ciudadanos’ entendiéndose, sin embargo, que no le estamos dando a esa gente (those people) derecho que el pueblo americano no quieren que ellos tengan”. Con frecuencia se señala la extrema politización como uno de los males más acendrados en el Gobierno de Puerto Rico. Siendo eso así, y hoy que padecemos con especial agudeza lo que ha provocado ese mal, a mí me parece este nombramiento particularmente desacertado. El Sr. Valdés Prieto, que indudablemente tiene méritos académicos e intelectuales según reseñan sus compañeros de partido, es básicamente un operador político y se ha hecho un nombre en el país como un operador político. Y me parece que ese no es el tipo de persona que necesitamos en la dirección de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública, que desesperadamente necesita un nuevo cambio de enfoque, una revitalización y la utilización óptima de los recursos de comunicación que nos pertenecen a todos los puertorriqueños. |
"Regreso a este escaño, agradecida y consciente de la responsabilidad de representar, no sólo a votantes independentistas, sino a más de cien mil electores de otras ideologías"
-María de Lourdes (Sesión Inaugural) Archivo
November 2015
Categories |